REVISTA EN GENÉRICO NÚMERO 41
l placer de viajar no sólo reside en el atractivo del destino. Son parte del ritual el itinerario en sí mismo, el medio de locomoción (¡que se lo digan al afortunado pasaje del Orient Express! ) y, por supuesto, el alojamiento. Coincidirán conmigo en que no es lo mis- mo dormir en un hostel de medio pelo que en un château con vistas al río Loira… De hecho, hay quienes hacen del hospe- daje el leitmotiv de su escapada y buscan pernoctar en un lugar especial y único. Más aún en estos tiempos tan marcados por la “instagrameabilidad” y el ansia de mostrar en redes sociales el rincón oculto del mundo en el que estamos, aunque eso lo condene a perder su anonimato. ¿Qué les parecería dormir en una grúa? Quizás suene raro a priori, pero lo cierto es que el Crane Hotel Faralda de Amsterdam es uno de los emplazamientos más singulares del planeta para alojarse. Cuenta con tres suites temáticas a entre 30 y 50 metros de altura, un jacuzzi en la azotea… y lo mejor: vistas diferentes cada día, puesto que la grúa dispone de un mecanismo para girar lentamente sobre su eje. Si el sueño de su vida es ver un ovni por dentro, no necesita esperar a ser abducido por los extraterrestres. En Joshua Tree, California , se alza Area 55 Futuro House, una curiosísima cápsula en forma de platillo volante que sus promotores definen como «la experien- cia glampling definitiva». Su decoración retrofuturista, su ubicación en mitad del desierto y la ausencia de conexión a Internet garantizan seguro la sensación de estar en otra galaxia. En cambio, si prefieren tener los pies en la tierra y observar las estrellas desde una cómoda cama, no tienen más que alquilar un domo geodésico o una burbuja en mitad del bosque. Estas estructuras geométricas otor- gan al espacio una curiosa forma esférica. Su techo translúcido permite reproducir el efecto de dormir al aire libre, aunque bien co- bijados y calentitos, y muchos están incluso equipados con telescopios, para observar las estrellas con propiedad. Existen numerosas alternativas para disfrutar de esta opción en bellísimos parajes naturales, como Chulavis- ta Dome , en Cantabria . Aquellos viajeros de temperamento ro- mántico, a quienes nada cautive más que dormir con el rumor de un mar bravío de fondo, estarán sin duda encantados con la idea pernoctar en un antiguo faro. Sólo en España , existen unos cuantos que han sido rehabilitados para ese fin. Uno de ellos es el Faro Punta Cumplida, en la isla de La Palma , con más de 150 años de antigüe- dad, pero con estancias modernas y con todas las comodidades. Además de las espectaculares vistas al Atlántico desde el mirador, tiene piscina y un hermoso patio interior. Cabañas en árboles, tipis y yurtas mongolas, casas-cueva… Son muchos los enclaves peculiares donde podemos recalar —siempre que el presupuesto no sea un problema— si queremos huir de alo- jamientos convencionales y vivir (o dormir) una experiencia diferente. LA EXPERIENCIA E CAROLINA PRADA Periodista y comunicadora Alojamientos fuera de lo común para viajeros singulares Chulavista Dome - Cantabria Foto: José Filemon © Foto cortesía de Floatel www.aeseg.es | 48
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