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en genérico
marzo 2012
12
en genérico
C
uando el mundo Internet hizo
entrada en nuestras vidas, más
de uno se llevaba las manos a la
cabeza afirmando que aquello era una
locura y que nos estábamos dirigiendo
a un camino sin salida. En el sector de la
comunicación hubo voces discordantes
asegurando que los medios de comunica-
ción que, en aquellos momentos empe-
zaban a aparecer, ni eran medios ni había
que entablar contacto alguno con ellos.
El paso del tiempo ha dado la razón a los
que, desde nuestro trabajo profesional
diario como estrategas de comunicación,
comprendimos que – aún reconociendo
que existían pseudo medios y algún
de-
lincuente
entre los aspirantes a periodis-
tas cibernéticos– estábamos asistiendo
a una evolución natural de la función
comunicadora y que debíamos adherir
un nuevo público a nuestras estrategias.
Las relaciones públicas, en el sentido más
puro de su concepción, es la acción de
relacionarse con los públicos objetivos de
una organización, sean éstos cuales sean.
Y las relaciones públicas son el corazón
de la comunicación.
El mundo sigue su evolución y su ritmo
y los profesionales de la comunicación
debemos seguir esta misma evolución;
Obviamente ni nosotros, ni cualquier
otro profesional, podemos mantenernos
al margen. Las redes sociales o el mundo
2.0 es una realidad. Existe. Está aquí. Nos
puede gustar más o menos, pero está
para quedarse.
Las relaciones comunicativas de las orga-
nizaciones eran, hasta ahora, unidireccio-
nales. Nosotros emitíamos una elaborada
y planificada información que llegaba
a un determinado receptor. El receptor
la interpreta junto con el ruido que se
había ido añadiendo. Ahora, sin embargo,
aparecen otros públicos entre nuestras
audiencias y, ¡ojo!, no es un público que
únicamente escuche; es un público que
escucha y responde, que dialoga.
¿Qué pasa entonces? Como hace algunos
años, podemos ignorar esta realidad o,
por el contrario, como es lógico, incorpo-
rarla a nuestras funciones. Al igual que la
aparición de los medios
online
supuso la
introducción en nuestra estrategia comu-
nicativa ya existente de otros parámetros
de actuación (inmediatez, urgencia, men-
sajes ajustados al medio, etc.) adaptados
a ese nuevo público, la realidad de las
redes sociales y del 2.0 nos ¿obliga? a
ampliar esa misma estrategia aportando
esta vez nuevas reglas de juego.
La adaptación tiene que tener una base
sólida. Estamos asistiendo a una especie
de histeria de “tengo que estar de la forma
que sea” pero consideramos que, como
en todo, la coherencia y la prudencia son
fundamentales sino imprescindibles.
Aunque suene extraño, lo primero es
contar con una estrategia de comuni-
cación. Todavía existen empresas que
carecen de ella. Sobre la estrategia
existente contemplaremos un nuevo
público objetivo al que hay que dirigirse
de una forma específica y, para ello, hay
que estar dispuesto a innovar, invertir
y, por qué no, equivocarse. Ampliemos,
pues, nuestra estrategia para dar cabida
al nuevo público y sus condicionantes.
Como todo en la vida, no se pueden
hacer bien las cosas sin profesionales
especializados. Esto no es una broma.
Está en juego la reputación de nuestras
organizaciones. Hay que apostar por
personas formadas. Y, lo más importante:
no tener prisa.
Los que se asoman al mundo 2.0 tienen
dos obsesiones. Una, controlar la conver-
sación ¡Error! Dos, resultados inmediatos
¡Error! La estrategia de comunicación di-
gital debe ser coherente con la estrategia
general y si esta tiene sus ritmos, la otra,
también. Las organizaciones no están
acostumbradas a escuchar y menos a ser
criticadas. Estas son las nuevas reglas del
juego: escuchar y dialogar. Sólo con trans-
parencia y coherencia es posible llevar a
buen puerto una estrategia comunicati-
va, pero tanto en el mundo
offline
como
en el
online
. Seamos sensatos.
COMUNICACIÓN
Comunicación 2.0: nuevamente,
la profesionalidad
a
nálisis
Silvia Albert
Socia Directora
Silvia Albert in company
Sólo con transparencia y
coherencia es posible llevar
a buen puerto una
estrategia comunicativa,
tanto en el mundo online
como en el offline.
Seamos sensatos”