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agrupación para ser financiados,
por lo que el sistema seguirá
disfrutando del precio más
eficiente independientemente de
lo que suceda en el momento de la
prescripción y la dispensación, es
decir, si se prescribe o se dispensa
un genérico o una marca.Y nunca
se sabrá si con otra legislación
se hubiera logrado un resultado
más eficiente. El problema llegará
a medio y largo plazo. Si las
compañías de genéricos no tienen
asegurado el retorno de la inversión
que tienen que hacer para el
lanzamiento de un nuevo genérico,
no lo lanzarán. Y eso podría llegar a
producir una menor competencia en
el mercado a la búsqueda de precios
menores o, que los fabricantes
de estos productos no inviertan
en mejoras incrementales de las
formas galénicas, como han hecho
en algunos llamativos casos en los
últimos tiempos o, en el peor de los
casos, llegar a una situación en la
que no se lance un genérico de un
determinado principio activo.
El sistema regulatorio que tenemos
en nuestro país es perverso.
Por un lado impulsó la creación
y desarrollo de compañías de
genéricos en nuestro país con el
objetivo de hacer un mercado
nacional fuerte. Además, potencia
y valora, a través de programas
como Profarma, la participación e
inversión de compañías de genéricos
en actividades que generen valor al
Producto Interior Bruto (PIB); pero
al tiempo esta regulación parece
enfocada a exprimir hasta el último
céntimo de euro en la optimización
de los precios. De seguir así, el
mercado solo sería rentable para
compañías comercializadoras que
fabricaran en países asiáticos y
propició una concienciación social
y profesional sobre el uso de estos
medicamentos y fue, precisamente
en esos años, en los que los genéricos
vivieron su ‘edad de oro’.
Pero en la actualidad, justo
cuando se cumplen dos décadas
de su presencia en nuestro país,
la situación y las perspectivas de
futuro de estos medicamentos
distan mucho de las que se
percibían hace dos o tres años.
Hoy en día, los genéricos están
en pleno retroceso en sus cifras
de negocio, circunstancia que
podría ser lógica debido a la
reducción continua de precio que
sufren estos medicamentos y a
la falta de caducidad de patente
de grandes ‘blockbusters‘ desde
hace algún tiempo. No obstante, lo
más preocupante, desde mi punto
de vista, se encuentra en que la
reducción de ventas también afecta
al número de dispensaciones,
a pesar de que el número de
presentaciones y principios activos
disponibles como genéricos ha
seguido creciendo en estos años.
La reducción de las dispensaciones
de medicamentos genéricos solo
puede obedecer a un cambio en la
concienciación de profesionales y
usuarios. Un cambio que considero
que ha impulsado por unas
modificaciones legislativas que han
dejado sin incentivo alguno a la
prescripción y dispensación de estos
medicamentos.
A corto plazo, el impacto de
esta situación sobre las cuentas
públicas no se notará. Todos los
medicamentos de un determinado
principio activo tienen que estar
situados en el precio menor de su
““
Aún es necesaria la concienciación tanto
entre los profesionales como entre los
pacientes y entre los gestores
EL PAPEL DE LOS GENÉRICOS DESPUÉS DE 20 AÑOS EN ESPAÑA
20 AÑOS DE GENÉRICOS
Y MUCHO POR HACER