en genérico
marzo 2017
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en genérico
o
pinión
TRIBUNA
Las iras de marzo
D
e
Stravinsky
a
Vivaldi
aquellas
dos primaveras marcaron la
carrera de aquel joven médico.
Con nombre de primer cónsul de Roma y
apellido de la vieja Castilla, nunca pudo
imaginar en qué forma le iba a afectar
una de aquellas veces que recetó aquel
medicamento. Misterioso, tan bueno
como los de antes, pero más barato.
Fue en la primavera de 1998. Ymi amigo,
el médico, no pudo dar crédito a sus ojos.
Menos aún a sus oídos, cuando el agente
de la Benemérita desplegó los labios, sin
ninguna gana de hacerlo. «Mire usted, no
se asuste. Sé que no esto no tienemucho
sentido, pero tengo que hacer mi trabajo.
Don BenancioMacías de la Testa, octogena-
rio y querido vecino de esta pedanía, le ha
denunciado». El jovenmédico, que era de
natural nervioso, se hizo tres lazos con el fo-
nendo. Para cuando pudo articular palabra,
el cabo ya le había explicado lo extraño del
caso. «Mire usted, que dice Don Benancio
que se lo ha cambiado. Que lamedicina ni
se llama igual, ni la caja se parece. Y que no
le asentará las tripas cuando le crujan». Y el
joven doctor se sintió como su nombre de
pila en el Senado, allá por los idus demarzo.
El joven médico, que había sido con
mucho el mejor de nuestra promoción
escolar, estuvo a punto de perder la voca-
ción. Melómano, enamorado de
Kandinsky
,
conocedor de todas las dinastías de
Egipto, y tan nervioso que se compró un
dálmata, estuvo a pique de colgar la bata
y decir adiós a la profesión de
Imhotep
.
Me lo encontré a poco de pasar por el juz-
gado y le hallé tan poco reposado que no
supe si las manchas eran suyas o del pe-
rro. «Sobreseído», me pareció entender.
Siguió la vida, camino de 1999, apacible-
mente, salvo para mi buen amigo el mé-
dico. El Real Madrid consiguió su séptima
Copa de Europa, mientras que el Fútbol
Club Barcelona se llevaba la liga.
Estados
Unidos
ponía en órbita la sonda lunar
Prospector
, al tiempo que se encontraba
en
Canadá
la primera deposición petri-
ficada de un tiranosaurio. Llegó el color
a la Nintendo y la PlayStation 2 todavía
titubeaba, pero el joven médico seguía
sin estar para juegos. Cada vez que se
cruzaba por la pedanía con don Benancio,
este acariciaba su cayado y al galeno se le
abrían más vías que al Titanic que seguía
anegando las taquillas. Mientras
Moyá
,
Corretja
y
Sánchez Vicario
se lo llevaban
todo en Roland Garrós, el buen joven no
quería ni pensar en el juego de muñeca
del entrañable anciano.
Joven, pero brillante, los meses alejaron
los miedos. Amigo de la Biblioteca de
Alejandría, fue despejando el misterio.
Leyendo, leyendo conoció que el gasto en
medicinas fue de un billón de pesetas en
1998, nada menos que el 23% del gasto
sanitario total y un 1,2% del producto
interior bruto. Solo le apenó saber que, si
cada uno hubiera hecho como él, la sani-
dad de todos se habría ahorrado 13.227
millones de pesetas, de las de entonces.
Volví a ver mucho más tarde al joven
médico. Mucho más maduro y más sere-
no. El dálmata se había convertido en un
pachón del Bierzo. La última primavera
de don Benancio sonó más a Vivaldi que
a Stravinsky. Ya centenario, el anciano
decía. «Qué majo este médico. Que me
aquietaba los intestinos». Y aunque nun-
ca se me ocurrió preguntárselo al joven
médico, siempre me imaginé la mesilla
del augusto anciano ocupada por esos
medicamentos misteriosos, tan buenos
como los de antes, pero más baratos.
Epílogo:
13.227 millones de pesetas equi-
valen a 79,5 millones de euros. Ranitidina
sobrevivió a sus marcas comerciales. El
joven médico con nombre de primer cón-
sul de Roma sacó dos veces el MIR.
“El gasto en medicinas fue
de un billón de pesetas en
1998, nada menos que el
23% del gasto sanitario
total y un 1,2% del PIB”
Luis Ximénez
Responsable de AgenteX,
información en salud.
en Twitter: @agenteximenez